miércoles, 19 de enero de 2011

La falsa neutralidad ideológica de la ciencia: ¿Existe alguna relación entre la sociología, las ciencias duras y la tecnología?

¿La investigación científica y tecnológica es autoimpulsada, de manera “libre”,  por la “curiosidad” de las personas que desarrollan la investigación? ¿O contrariamente,  está orientada ideológicamente por quienes asisten con capitales a la investigación?

Aún se sigue discutiendo la premisa inicial respecto al desarrollo científico y tecnológico, entre ellos debemos destacar a nuestro compatriota, el epistemólogo Mario Bunge, quien reside en los Estados Unidos y sostiene que son la “curiosidad y el talento individual” lo que determinan las líneas de investigación, y estas estarían carentes de todo determinismo ideológico. Esa corriente se denomina internalista o endógena.
Por otro lado, otras corrientes de la sociología de la ciencia, sostienen que la misma se desarrolla por cuestiones externas al campo mismo de la ciencia, serían los externalistas, que sostienen que la presión de los poderes políticos puede coartar líneas de investigación a determinados países, y los aportes de capital se hacen a cambio de satisfacer determinados intereses en materia de investigación y desarrollo tecnológico.
Decimos esto sin entrar en detalles de lo que significa para la humanidad la carrera espacial y/o armamentista.
Pero, si la teoría de la simple curiosidad y el talento humano, fuese el real motor de toda investigación, ¿cómo podemos explicar, por ejemplo, que el Mal de Chagas, denominada la enfermedad de los pobres y descubierta por Carlos Chagas y Salvador Mazza, a principios del siglo pasado, hasta la fecha no haya contado con fondos suficientes para desarrollar una vacuna y siga provocando muertes?
Como contrapartida, la epidemia de poliomielitis del año 1956 (en su momento mal denominada como la enfermedad de los ricos) inmediatamente encontró fondos para prevenirla, creándose una vacuna.
Sin ser un juicio de evaluación, podemos decir que la simple experiencia escolar de formar y saludar a la bandera constituye una opción ideológica. Podemos agregar, parafraseando al premio Nobel de Química (1977) Ilya Prigogine, quien expuso que el marxismo tiene más ideología que el psicoanálisis, éste es más ideológico que la física y la física es más ideológica que el algebra.
No deja de ser menos interesante la expresión de Einstein, respecto al determinismo en física expresó “Dios no juega a los dados con el Universo”. A través de los diarios de la época Niels Bohr  le contesta: “Sr Einstein, no le digas a Dios qué es lo que tiene que hacer”. Constituyen, estas actitudes, ideologías antagónicas en la tarea de investigar o educar.
Ante esto nos preguntamos:
¿Podemos enseñar los profesores de ciencias exactas y naturales sin contar con conocimientos de sociología política? ¿Podemos los profesores de cualquier disciplina trabajar con eficiencia sin conocimientos generales de psicología y sobre las transformaciones sociales y económicas que sucedieron en las últimas décadas?
La sociología de la ciencia es la rama de la sociología que estudia las influencias sobre la sociedad de las investigaciones científicas, tecnológicas y los usos de las técnicas. No hace falta aclarar que en Latinoamérica no se cuenta con fondos para el desarrollo de esta especialidad y lo poco que existe, se debe al esfuerzo personal de algunos investigadores.

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